furgoneta y bici desde argentina a alaska
Antes del viaje

Le damos la vuelta al viaje. Y punto.

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29 julio, 2019

Ofuscados. Tal cual. Así hemos pasado las últimas semanas. Estuvimos unos días esperando señales que nos dieran alguna pista de lo que teníamos que hacer. Cri, cri, cri….

Al final, las pistas llegan de los lugares más inesperados. La nuestra nos vino de Chile. Una amiga nos puso en contacto con Esteban, un muchacho que empezará en breve la Panamericana con su mujer. Es curioso, pero hacer la Panamericana es como cuando tu hermana se queda embarazada y, de repente, empiezas a sentirte asediado/a por gente embarazada (mujeres, me refiero), que aparecen por todas partes... Nosotros ahora vemos a personas que quieren hacer/están haciendo/han hecho la Panamericana por todas partes.

El caso es que Esteban nos dio la clave. Nos mandó un audio de WhatsApp en el que nos dijo: "PanAmerican Travelers Association" y también dijo "Facebook". Quiero señalar que la forma en la que pronunció "Association" me dejó absolutamente alucinada. Fue un "Association" perfecto, como si lo hubiera dicho alguien de Denver, Colorado. Todavía resuena en mi mente como con un eco "Association"-"Association"-"Association".

Tres horas después de leernos la página de arriba a abajo Carlos y yo tuvimos un flechazo. No queremos contaros mucho de ella, pero hemos visto a la que tiene pinta que será nuestra compañera de viaje. Es preciosa. Y grande. Y tiene hasta placas solares, por lo que nuestro Eugenio estará contento con la furgoneta que queremos llevarnos de viaje (otro día os tenemos que hablar de nuestro Eugenio). Así que un rayo de luz del tamaño de Nebraska iluminó nuestros corazones. Bueno, ya os he contado que somos de fácil iluminación de corazón, pero es que llevábamos unos días como con cuerpo muy de cumbres borrascosas.

El día que teníamos que coger el avión a Anchorage, Alaska (sábado, 20 de julio de 2019) lo pasamos en Cantabria. Nos visitó Juanillo, que es el compañero de piso de toda la vida de Carlos y su equivalente no familiar a un hermano mayor. Vino desde Barcelona, sólo para estar. Llegó el viernes, le recogimos y fuimos a tomarnos unas cervezas y a ver la puesta de sol en una playa bastante espectacular. El sábado le llevamos a Noja a que viera a unos amigos. Yo sólo había estado una vez antes en Noja, y además de sus playas preciosas, sólo recordaba que había un bar que hacía "El mejor mojito de España", según su dueño, claro. Un amigo de Juanillo nos contó que el sitio había cerrado. Se hizo el silencio durante medio minuto.

Carlos y yo acabamos esa noche en la "Fiesta del sobao", que celebraba uno de sus amigos en la casa del pueblo (muy remoto, por cierto). La temática de este año era: "Fiesta intergaláctica" y Carlos decidió que nos disfrazaríamos de Beckham y de su consorte. La verdad es que no invertimos mucho en el disfraz (ni mucho tiempo, ni mucha pasta: no estábamos para muchas flores), pero quedamos bastante apañados. Estuvimos celebrando los sobaos un rato y, después, nos retiramos a nuestros aposentos. (Aprovecho para reivindicar que todavía no he probado ni medio sobao pasiego).

Contra todo pronóstico, al día siguiente (domingo, 21 de julio de 2019) volvió a salir el sol. Hemos hecho seis meses juntos (muy juntos) y hemos decidido empezar por Ushuaia.

Le damos la vuelta al viaje. Y punto.

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